Luna Llena en Perigeo, 6 de abril de 2012. (Crédito: Gustavo Sánchez/Captando el Cosmos)
Luna Llena en Perigeo, 6 de abril de 2012. (Crédito: Gustavo Sánchez/Captando el Cosmos)

Este artículo fue publicado también en el website de la Sociedad de Astronomía del Caribe por el autor.

Este fin de semana del 23 de junio de 2013 será el fenómeno astronómico conocido como la Súper Luna, el cual es la luna llena que se encuentra en su punto más cercano a la Tierra a lo largo de su órbita elíptica (perigeo). Aunque la dirección de los rayos del sol cayendo perpendicularmente sobre la superficie hace que las sombras de los cráteres desaparezcan y los haga más difícil de percibir y detectar, esto nos permite que otras características del paisaje lunar se resalten, especialmente en esta ocasión en que el tamaño aparente de la luna es mayor que en el resto del año.

Observemos la Luna

Para empezar, la luna en su fase llena nos permite observar que sus diferentes regiones tienen diferentes tonalidades y brillo. Esta característica de las regiones más brillantes y otras más oscuras de la luna se conoce como su albedo o reflectividad, y varía según la composición del material de la superficie. Los llamados «Mares» de la luna, esas extensas zonas oscuras en la superficie lunar, se componen mayormente de lava básaltica, residuo de la época en la cual existía actividad volcánica en la luna. En cambio, las áreas brillantes de la luna, incluyendo sus extensas zonas montañosas, tienen una superficie con una concentración alta de anortosita, un mineral rico en aluminio y muy brillante. Al observar las diferencias en color de la superficie lunar, en realidad estamos observando diferentes composiciones del material de la superficie formados por distintos procesos geológicos.

La siguiente imagen de la luna fue manipulada con la intención de mostrar las diferencias en albedo que estamos discutiendo:

Foto de la superficie lunar con la saturación de colores manipulada para resaltar las zonas con diferente albedo, y en consecuencia, diferente composición mineral. (Foto por el autor)
Foto de la superficie lunar con la saturación de colores manipulada para resaltar las zonas con diferente albedo, y en consecuencia, diferente composición mineral. (Foto por el autor)

Incluso dentro de los mismos mares se pueden apreciar diferencias en el albedo de superficie. Fíjense en la zona de Mare Serenitatis o Mar de la Serenidad, el cual se muestra en la foto superior como con un color predominantemente marrón justo a la derecha del centro de la imagen (si tienen duda, consulten el mapa provisto más abajo). El borde exterior de esta llanura de lava solidificada muestra un color más oscuro que la región central. Esto es debido a que el material del borde de Mare Serenitatis es más antiguo que el material en la región central, lo cual le da un color más oscuro.

Además de estudiar la composición geológica de la superficie lunar, la fase de luna llena nos permite apreciar otras señales del violento pasado que sufrió nuestro satélite. En algunos de los cráteres más predominantes de la luna, se puede observar con nitidez y facilidad los rastros del material expulsado por el impacto cataclísmico que causó su formación, y que en algunos casos pueden abarcar los miles de millas de extensión y se distiguen por su alto albedo. En la foto superior, los rayos del cráter Tycho se aprecian con un color blancuzco en la región izquierda de la foto.

En el mapa mostrado a continuación, los rayos del cráter Tycho se entienden por miles de kilómetros a través de la superficie lunar en todas direcciones, dejando el rastro de un gran impacto. Similarmente los rayos del cráter Copérnico también dejan una enorme cicatriz en la superficie lunar causado por el impacto de origen. ¿Se imaginan lo grande que tuvo que haber sido este asteroide para formar este cráter?

Mapa de los detalles más prominentes durante la Luna Llena. (Foto por el autor)
Mapa de los detalles más prominentes durante la Luna Llena. (Foto por el autor)

Cómo observar la Luna

Para observar la luna, sólo los ojos bastan para observar los mares y los rayos de Tycho y Copérnico, además de la diferencia en albedo entre las regiones montañosas y las llanuras lunares. Con unos binoculares, estos detalles se hacen mucho más perceptibles. Con un telescopio, podemos ya ver mejor cómo los rayos de los cráteres antes mencionados recorren llanuras y cordilleras a lo largo de la superficie. No obstante, dado a su gran luminosidad, es recomendable usar un filtro lunar apropiado cuando se observe a través de un telescopio, ya que, aunque no nos hace daño, la luz de la luna intensificada a través de éste nos puede deslumbrar grandemente, lo cual puede ser desagradable para algunos.

Hasta un telescopio bien pequeño sirve para observar todos los detalles mencionados en este artículo. En este imagen su muestra un refractor acromático de 70mm de apertura.

Lo importante es que este fin de semana, es posible apreciar la luna desde otro punto de vista, y maravillarnos con nuestro satélite natural y todas sus bellezas. Póngamonos nuestro sombrero de explorador, y miremos más allá, hacia el cielo, para estudiar nuestra Luna, no por fotos, sino en vivo y a todo color.